La limpieza y la sanitización son prácticas fundamentales para mantener ambientes saludables y seguros, ya sea en hogares, oficinas, centros de salud o espacios públicos. Aunque a menudo se utilizan de manera intercambiable, estos términos tienen significados distintos y roles específicos en el control de contaminantes y patógenos. Veamos de qué se trata.
¿En qué consiste la sanitización?
La sanitización consiste en la reducción de microorganismos presentes en superficies, objetos o ambientes, a niveles seguros que minimizan el riesgo de infecciones y enfermedades.
A diferencia de la esterilización, que busca la eliminación total de todos los microorganismos, la sanitización se enfoca en reducir la carga microbiana a un nivel considerado seguro para la salud pública.
Se aplica comúnmente en entornos donde la higiene es crítica, como en la industria alimentaria, hospitales, laboratorios, y lugares públicos, y puede lograrse mediante el uso de productos químicos para desinfectar, que eliminan bacterias, virus y hongos, o a través de métodos físicos como el calor, la radiación ultravioleta o el vapor.
La eficacia del proceso depende de factores como el tipo de microorganismos presentes, la concentración del agente sanitizante, el tiempo de exposición y la naturaleza de la superficie tratada.
Sanitización ambiental
A diferencia de la limpieza tradicional, que se centra en la eliminación de suciedad visible, la sanitización ambiental va un paso más allá, enfocándose en la reducción de patógenos como bacterias, virus y hongos, que pueden causar enfermedades.
Además de productos desinfectantes que se aplican en superficies, también se usan tecnologías avanzadas como la nebulización, el ozono, o la radiación ultravioleta (UV), que actúan directamente sobre el aire y las superficies para eliminar contaminantes.
Es importante que la sanitización ambiental se realice de manera regular y siguiendo protocolos establecidos para garantizar su efectividad y prevenir la proliferación de microorganismos que puedan comprometer la salud de las personas.
¿Dónde habitan los gérmenes?
Los gérmenes, que incluyen bacterias, virus, hongos y protozoos, habitan prácticamente en todos los lugares de nuestro entorno, aunque su concentración y variedad varían según el tipo de superficie y las condiciones ambientales.
Estos microorganismos pueden encontrarse en superficies comunes como manijas de puertas, teléfonos móviles, teclados, y grifos, que son tocados con frecuencia por diferentes personas, facilitando la propagación de gérmenes.
Los baños, cocinas, y lugares de preparación de alimentos son zonas especialmente propensas a albergar gérmenes debido a la presencia constante de humedad, restos de comida, y residuos orgánicos que les proporcionan un entorno favorable para crecer.
También están presentes en el aire que respiramos, especialmente en lugares cerrados o mal ventilados, donde pueden acumularse y ser inhalados, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias.
¿Cuál es la diferencia entre limpiar y sanitizar?
Limpiar se refiere a la eliminación de suciedad, polvo, residuos orgánicos e impurezas visibles de superficies y objetos, y suele implicar el uso de agua, jabón y otros productos de limpieza para arrastrar la suciedad, dejando las superficies visualmente limpias.
Sin embargo, la limpieza por sí sola no necesariamente reduce significativamente la cantidad de microorganismos que pueden estar presentes, como bacterias, virus o hongos, que son invisibles a simple vista.
Por otro lado, sanitizar va un paso más allá de la simple limpieza, se enfoca en la reducción de microorganismos a niveles seguros que minimizan el riesgo de infecciones y enfermedades.
Aunque la sanitización no elimina todos los microorganismos, como lo haría la esterilización, sí reduce su número a un nivel que no representa un peligro significativo para la salud.
Etapas del proceso de limpieza
La primera etapa es la preparación, que implica la remoción de objetos grandes y visibles, como restos de comida, polvo o basura, pudiendo hacerse por medio de toallas de papel y termina con la identificación de las áreas que requieren atención específica.
La segunda etapa es la limpieza preliminar, donde se aplica agua, con o sin detergente y se aplica con un paño de limpieza, para remover la suciedad superficial. Esta etapa ayuda a ablandar y eliminar la mayor parte de los residuos sueltos.
En la tercera etapa se utilizan detergentes o limpiadores específicos para disolver, suspender y eliminar la suciedad adherida, así las superficies queden libres de residuos orgánicos e inorgánicos que puedan albergar microorganismos.
La cuarta etapa es el enjuague, que implica el uso de agua limpia para eliminar los residuos del detergente y los contaminantes disueltos, y luego secado, evitando la proliferación de microorganismos que prosperan en ambientes húmedos.
¿Cuándo debes limpiar y sanitizar los espacios laborales?
Limpiar y sanitizar los espacios laborales debe ser una práctica regular y programada, adaptada a las necesidades específicas de cada entorno para garantizar la salud y seguridad de los empleados y visitantes.
Sanitización de oficinas
Las oficinas deben limpiarse y sanitizarse de manera regular, con un enfoque particular en las superficies de alto contacto, como escritorios, teclados, ratones, teléfonos, manijas de puertas y botones de ascensor.
Es recomendable realizar una limpieza profunda al menos una vez al día, preferiblemente antes del inicio de la jornada laboral, para eliminar suciedad y residuos acumulados.
Sin embargo, en situaciones donde la actividad es constante o hay una alta rotación de personal, como en oficinas compartidas o áreas comunes, la sanitización debe realizarse con mayor frecuencia, idealmente entre turnos o varias veces al día.
Sanitización estanques de agua
Estos depósitos deben limpiarse y sanitizarse regularmente, al menos una o dos veces al año, aunque la frecuencia puede aumentar dependiendo del tipo de actividad del entorno laboral y la calidad del agua suministrada.
Por ejemplo, en industrias alimentarias o farmacéuticas, donde el agua juega un papel crucial en los procesos de producción, la limpieza y sanitización deben realizarse con mayor frecuencia para cumplir con los estrictos estándares de higiene.
Es imprescindible sanitizar los estanques de agua después de cualquier intervención de mantenimiento, como reparaciones o inspecciones, ya que estos procesos pueden introducir contaminantes en el sistema.
Sanitización de locales comerciales
Los locales comerciales deben limpiarse y sanitizarse de manera regular, con especial atención a las superficies de contacto frecuente, como mostradores, cajas registradoras, terminales de pago, carros de compra, y manijas de puertas.
Es recomendable realizar una limpieza profunda al inicio y al final de cada jornada laboral para eliminar la suciedad acumulada y reducir la presencia de microorganismos.
Durante las horas de operación, es importante sanitizar regularmente las áreas de mayor uso, como los baños y las zonas de descanso, para prevenir la propagación de gérmenes entre los clientes y el personal.
Además, en situaciones de alta afluencia, como durante promociones, ventas especiales o eventos, la frecuencia de sanitización debe incrementarse para mantener un ambiente seguro.
Sanitización de restaurantes
En este tipo de entornos, la limpieza y sanitización deben realizarse con una frecuencia rigurosa y sistemática, dado el alto riesgo de contaminación cruzada y la presencia constante de alimentos, que pueden ser un medio de propagación para bacterias, virus, y otros patógenos.
Las áreas de preparación de alimentos, como cocinas, superficies de trabajo, y utensilios, deben limpiarse y desinfectarse antes y después de cada uso, así como entre la manipulación de diferentes tipos de alimentos, para evitar la contaminación cruzada.
Las áreas de servicio, como mesas, sillas, menús, y equipos de pago, deben sanitizarse después de atender a cada cliente.
Es igualmente importante sanitizar zonas de alto contacto como las manijas de las puertas, los baños, y las estaciones de lavado de manos, varias veces al día, especialmente durante los momentos de mayor actividad.
¿Cómo hacer limpieza y sanitización de forma segura?
Primero, es importante utilizar los productos adecuados para cada tarea, asegurándose de que los limpiadores y desinfectantes estén aprobados para el tipo de superficie y el entorno en el que se usarán.
En segundo lugar, mantén una adecuada ventilación en el área de trabajo para reducir la exposición a vapores químicos.
Durante la limpieza, primero retira los residuos visibles y limpia las superficies con agua y detergente para eliminar la suciedad antes de aplicar desinfectantes, evitando mezclar diferentes productos de limpieza, ya que esto puede crear reacciones químicas peligrosas.
¿Con qué productos puedes sanitizar?
Los desinfectantes basados en cloro, como la lejía diluida, son altamente efectivos contra una amplia gama de patógenos, incluyendo bacterias y virus, y son comúnmente usados en entornos de alta exigencia como hospitales y cocinas comerciales.
Los desinfectantes que contienen al menos un 70% de alcohol son eficaces para desinfectar superficies de contacto frecuente, como teléfonos y teclados, y también se utilizan en soluciones de gel para manos.
Los productos a base de peróxido de hidrógeno son otro opción popular, ya que actúan como desinfectantes y eliminan bacterias y virus sin dejar residuos dañinos.
También existen desinfectantes específicos que emplean compuestos cuaternarios de amonio (quats), los cuales son efectivos contra bacterias, hongos y algunos virus, y son ampliamente utilizados en áreas comerciales y residenciales.